19 »Todo primer macho que nazca de tus vacas o de tus ovejas, deberás consagrarlo al Señor tu Dios.»No hagas trabajar al primer ternerito de tus vacas, ni esquiles al primer corderito de tus ovejas.
20 Cada año los comerás junto con tu familia y delante del Señor tu Dios, en el lugar que él haya escogido.
21 Pero si tiene algún defecto, o es cojo o ciego, o tiene cualquier otra falta, no lo presentarás en sacrificio al Señor.
22 Lo comerás en la ciudad donde vivas, y todos podrán comer de él, estén o no estén ritualmente puros, como cuando se come la carne de gacela o de ciervo.
23 Pero no debes comer su sangre, sino derramarla en la tierra como agua.