24 Entonces Sedequías respondió a Jeremías:—Si en algo aprecias tu vida, no hables de esto con nadie.
25 Si los funcionarios llegan a saber que he estado hablando contigo, vendrán y te preguntarán qué me dijiste tú, y qué te dije yo, y con la promesa de salvarte la vida, te pedirán que les cuentes todo.
26 Pero tú respóndeles que sólo me estabas suplicando que no te mandara de nuevo a la casa de Jonatán, para no morir allí.
27 En efecto, todos los funcionarios fueron a ver a Jeremías y le hicieron preguntas, pero él les respondió exactamente lo que el rey le había ordenado. Entonces lo dejaron en paz, porque nadie había oído la conversación.
28 Y Jeremías se quedó en el patio de la guardia hasta el día en que Jerusalén fue tomada.