8 Al regresar pedía al Señor, Dios de Israel, que le facilitara la manera de sacar de apuros a su pueblo.
9 Depués de haberse purificado, volvía a la tienda y se quedaba en ella hasta que le traían su comida, hacia el atardecer.
10 Al cuarto día, Holofernes dio un banquete a sus servidores, sin invitar a los otros oficiales,
11 y dijo a Bagoas, su hombre de confianza que estaba al frente de todas sus cosas:—Ve y convence a la hebrea que está bajo tu cuidado de que venga a comer y beber con nosotros.
12 Sería una vergüenza para mí no disfrutar de la compañía de una mujer como ella. Si no la conquisto, se burlará de mí.
13 Bagoas se retiró, fue a ver a Judit y le dijo:—No te niegues, encantadora jovencita, y acepta el honor de hacerle compañía a mi señor. Ven a beber vino alegremente con nosotros, y sé hoy como las mujeres asirias que viven en el palacio de Nabucodonosor.
14 Judit respondió:—¿Y quién soy yo para negarle algo a Su Excelencia? Con todo gusto haré lo que a él le parezca. Ésta será para mí la mayor satisfacción de toda mi vida.