3 Los asirios tomarán sus armas, irán al campamento y despertarán a sus generales. Todos correrán a la tienda de Holofernes y no lo encontrarán, se llenarán de pánico y huirán de ustedes.
4 Persíganlos ustedes y todos los demás que viven en las montañas de Israel, y los podrán matar por cualquier sitio que pasen.
5 Pero antes llámenme a Aquior, el amonita, para que él vea y reconozca al que injurió al pueblo de Israel y a él mismo lo envió aquí como si lo enviara a morir.
6 Se mandó entonces traer de la casa de Ozías a Aquior, quien apenas llegó y vio la cabeza de Holofernes en manos de un hombre, en medio del pueblo allí reunido, cayó al suelo sin sentido.
7 Cuando lo levantaron, se echó a los pies de Judit en señal de reverencia y dijo:—¡Bendita seas tú en todos los campamentos de Judá y en todas las naciones! Todos los que escuchen tu nombre temblarán de miedo.
8 ¡Pero ahora, cuéntame qué fue lo que hiciste en estos días!Judit, en medio del pueblo, le contó todo lo que había hecho desde el día en que salió hasta aquel momento.
9 Cuando terminó de hablar, toda la gente en la ciudad se puso a gritar y a hacer grandes demostraciones de alegría.