7 exploró las entradas de la ciudad, inspeccionó los manantiales de agua y se apoderó de ellos, colocando junto a ellos destacamentos de soldados, y luego se volvió a donde estaba su gente.
8 Entonces se le acercaron todos los jefes de Edom y de Moab, y los generales de la costa, y le dijeron:
9 «Tenga Su Excelencia la bondad de escucharnos, para que su ejército no vaya a sufrir un desastre.
10 Estos israelitas no confían en sus lanzas sino en las elevadas montañas donde viven, pues no es fácil llegar hasta las cumbres de sus montes.
11 Así pues, no les dé Su Excelencia batalla en formación cerrada, como se hace de ordinario, y no caerá ni un solo hombre del ejército de Su Excelencia.
12 Quédese en el campamento y reserve a todos los hombres de su ejército. Haga que sus soldados se apoderen de los manantiales que brotan al pie del monte,
13 pues allá van todos los habitantes de Betulia a sacar agua. Cuando se estén muriendo de sed, entregarán la ciudad. Entre tanto, nosotros y nuestra gente subiremos a las cumbres cercanas, acamparemos allí, y cuidaremos de que ni un solo hombre escape de la ciudad.