11 y cuando éstos llegaron, les dijo:—Escúchenme, jefes de los habitantes de Betulia: no está bien eso que ustedes han dicho hoy delante del pueblo, ni la promesa que han hecho, poniendo a Dios por testigo, de que entregarán la ciudad a nuestros enemigos si al cabo de ese tiempo el Señor no nos ha ayudado.
12 ¿Quiénes son ustedes para exigir a Dios que actúe hoy, o para ocupar el lugar de Dios entre los hombres?
13 Ustedes imponen condiciones al Señor todopoderoso, pero nunca lograrán comprender nada.
14 Si ni siquiera pueden penetrar en los secretos del corazón humano ni entender los pensamientos del hombre, ¿cómo podrán entender a Dios, que hizo todas las cosas? ¿Cómo podrán captar su entendimiento y comprender sus intenciones? ¡No, hermanos, no hagan enojar al Señor nuestro Dios!
15 Si él no quiere ayudarnos en estos cinco días, en su mano está el ayudarnos cuando quiera, como también el hacernos morir delante de nuestros enemigos.
16 No hagan exigencias al Señor nuestro Dios acerca de sus planes; él no cede ante las amenazas ni ante las exigencias, como si fuera un hombre.
17 Más bien, pidámosle que nos ayude, con la esperanza de que él nos salvará. Si a él le parece bien, habrá de escucharnos.