29 Y ésta no es la primera vez que muestras tu sabiduría; desde que eras pequeña, todo el pueblo conoce tu buen juicio, pues eres una mujer inteligente.
30 Pero es que el pueblo se estaba muriendo de sed, y nos vimos obligados a responderles de esa manera y a hacer ese juramento, al que no podemos faltar.
31 Puesto que eres una mujer piadosa, pide ahora a Dios por nosotros, para que el Señor nos envíe lluvia y se llenen nuestras cisternas y no nos debilitemos más.
32 Judit les contestó:—Escúchenme: voy a hacer algo que nuestra nación va a recordar por todos los siglos.
33 Esta noche manténganse ustedes a las puertas de la ciudad, y yo saldré con mi criada; y antes del plazo fijado por ustedes para entregar la ciudad a nuestros enemigos, el Señor salvará por mi medio a Israel.
34 No traten de averiguar qué es lo que voy a hacer, pues no se lo diré hasta que esté hecho.
35 Ozías y los otros jefes le respondieron:—¡Vete tranquila! ¡Que el Señor vaya delante de ti para castigar a nuestros enemigos!