2 «Señor, Dios de mi antepasado Simeón, en cuyas manos pusiste la espada para castigar a esos extranjeros que forzaron y deshonraron a Dina, joven soltera a quien desnudaron para violarla, profanando su seno; a pesar de que tú habías prohibido hacer tales cosas, ellos lo hicieron.