9 Y aunque no hubiera nada terrible que los asustara,los pasos de los animalesy el silbido de las serpienteslos llenaban de pavor;se morían de miedo,y ni siquiera se atrevían a mirar el aire,del que es imposible escapar.
10 Ciertamente la maldad es cobarde,pues tiene en sí misma un testigo que la condena;acosada por la conciencia,siempre imagina lo peor.
11 El miedo, en realidad, no es otra cosaque no querer servirse de la ayuda de la razón.
12 Mientras menores son los recursos interiores,peor parece la causa desconocida del tormento.
13 Los egipcios, en medio de aquella oscuridadque, en realidad, no tenía ningún poder,pues venía de las profundidadesdel reino impotente de la muerte,aunque dormían como de costumbre,
14 se veían perseguidos por horribles fantasmas,o se sentían paralizados y sin fuerzas,a causa del terror que, de repentey sin que lo esperaran, los había invadido.
15 Así, todos por igual, donde estuvieran,caían como presos en una cárcel sin rejas: