7 Por eso supliqué a Dios, y me concedió prudencia;le pedí espíritu de sabiduría, y me lo dio.
8 La preferí a los cetros y los tronos;en comparación con ella, tuve en nada la riqueza.
9 Ninguna piedra preciosa me pareció igual a ella,pues frente a ella todo el oro es como un puñado de arena,y la plata vale tanto como el barro.
10 La amé más que a la salud y a la belleza;la preferí a la luz del día,porque su brillo no se apaga.
11 Con ella me vinieron a la vez todos los bienes,pues me trajo incalculables riquezas;
12 gocé de todos esos bienes, porque la sabiduría los gobierna,aunque no sabía que es la madre de todos ellos.
13 La alcancé sin malicia, y la comparto sin envidia;no escondo para mí su riqueza.