3 Por lo tanto, meditad en el ejemplo de Jesús, que sufrió tanta contradicción por parte de los pecadores; por eso, no os canséis ni os desaniméis.
4 Pues aún no habéis tenido que llegar hasta la muerte en vuestra lucha contra el pecado,
5 y habéis olvidado ya lo que Dios os aconseja como a hijos suyos. Dice en la Escritura:“No desprecies, hijo mío,la corrección del Señorni te desanimes cuando te reprenda.
6 Porque el Señor corrige a quien él amay castiga a aquel a quien recibe como hijo.”
7 Soportad la corrección, y así Dios os tratará como a hijos. ¿Acaso hay algún hijo a quien su padre no corrija?
8 Pero si Dios no os corrige, como corrige a todos sus hijos, es que no sois hijos legítimos, sino bastardos.
9 Además, nuestros padres aquí en la tierra nos corregían cuando éramos niños, y los respetábamos. ¿Por qué no hemos de someternos, con mayor razón, a nuestro Padre celestial, para obtener la vida?