41 No se apareció a todo el pueblo, sino a nosotros, a quienes Dios había escogido de antemano como testigos. Nosotros comimos y bebimos con él después que resucitó,
42 y él nos envió a anunciar al pueblo que Dios le ha puesto como Juez de vivos y muertos.
43 Todos los profetas habían hablado ya de Jesús y habían dicho que quienes creen en él reciben por su mediación el perdón de los pecados.
44 Aún estaba hablando Pedro, cuando el Espíritu Santo vino sobre todos los que escuchaban el mensaje.
45 Y los creyentes procedentes del judaísmo que habían llegado con Pedro, se quedaron admirados de que el Espíritu Santo fuera dado también a los que no eran judíos,
46 pues les oían hablar en otras lenguas y alabar a Dios.
47 Entonces Pedro dijo:–¿Acaso puede impedirse que sean bautizadas estas personas que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?