21 Porque todos los atenienses, y también los extranjeros que vivían allí, solo se interesaban por oir y comentar las últimas novedades.
22 Pablo, levantándose en medio de ellos en el Areópago, dijo:“Atenienses, por todo lo que estoy viendo, sois gente muy religiosa;
23 porque mirando los lugares donde celebráis vuestros cultos, he encontrado un altar que tiene esta inscripción: ‘A un dios desconocido’. Pues bien, de ese Dios que vosotros adoráis sin conocerlo, es del que yo os hablo.
24 “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él, es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos construidos por los hombres
25 ni necesita que nadie haga nada para él, pues él da a todos la vida, el aire y todo lo demás.
26 “A partir de un solo hombre hizo él todas las naciones, para que vivan en toda la tierra; y les ha señalado el tiempo y el lugar en que deben vivir,
27 para que busquen a Dios, y quizá, como a tientas, puedan encontrarle, aunque en verdad Dios no está lejos de cada uno de nosotros.