6 Pero ellos se pusieron en contra suya, y le insultaron, por lo que Pablo se sacudió las ropas en señal de protesta y les dijo:–Vosotros tenéis la culpa de vuestra propia perdición. Yo no me hago responsable. De hoy en adelante me dirigiré a los que no son judíos.
7 Salió de allí y entró en casa de uno llamado Ticio Justo, que adoraba a Dios y vivía al lado de la sinagoga.
8 Crispo, jefe de la sinagoga, junto con toda su familia, creyó en el Señor; y también muchos de Corinto, al oir el mensaje, creyeron y fueron bautizados.
9 Una noche, el Señor dijo a Pablo en una visión: “No tengas miedo. Sigue anunciando el mensaje y no calles,
10 porque yo estoy contigo y nadie podrá hacerte daño, pues muchos de esta ciudad pertenecen a mi pueblo.”
11 Así que Pablo permaneció un año y medio en Corinto, enseñando entre ellos el mensaje de Dios.
12 Pero en el tiempo en que Galión era gobernador de Acaya, los judíos se juntaron contra Pablo. Le llevaron al tribunal