30 Pero David, que era profeta, sabía que Dios le había prometido con juramento que pondría por rey a uno de sus descendientes.
31 David previó la resurrección del Mesías, y la anunció por anticipado diciendo que no quedaría en el sepulcro ni su cuerpo se descompondría.
32 Pues bien, Dios ha resucitado a ese mismo Jesús, y de ello somos todos nosotros testigos.
33 Enaltecido y puesto por Dios a su mano derecha, recibió del Padre el Espíritu Santo prometido, el cual, a su vez, él repartió. Eso es lo que estáis viendo y oyendo.
34 Porque no fue David quien subió al cielo, sino que él mismo dice:‘El Señor dijo a mi Señor:Siéntate a mi derecha,
35 hasta que yo haga de tus enemigosel estrado de tus pies.’
36 “Sepa, pues, todo el pueblo de Israel, con toda seguridad, que a este mismo Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Mesías.”