36 “Sepa, pues, todo el pueblo de Israel, con toda seguridad, que a este mismo Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Mesías.”
37 Cuando los allí reunidos oyeron esto, se afligieron profundamente y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:–Hermanos, ¿qué debemos hacer?
38 Pedro les contestó:–Volveos a Dios y bautizaos cada uno en el nombre de Jesucristo, para que Dios os perdone vuestros pecados y recibáis el don del Espíritu Santo.
39 Esta promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y también para todos los que están lejos; es decir, para todos aquellos a quienes el Señor nuestro Dios quiera llamar.
40 Con estas y otras palabras, Pedro les hablaba y aconsejaba, diciéndoles:–¡Apartaos de esta gente perversa!
41 Así pues, los que hicieron caso de su mensaje fueron bautizados, y aquel día se agregaron a los creyentes unas tres mil personas.
42 Todos se mantenían firmes en las enseñanzas de los apóstoles, compartían lo que tenían y oraban y se reunían para partir el pan.