16 Algunos creyentes de Cesarea nos acompañaron a casa de un hombre de Chipre llamado Mnasón, que era creyente desde hacía mucho tiempo y que iba a darnos alojamiento.
17 Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con alegría.
18 Al día siguiente, Pablo fue con nosotros a visitar a Santiago, y a esta reunión acudieron también todos los ancianos.
19 Pablo los saludó, y luego les contó detalladamente las cosas que Dios había hecho por medio de él entre los no judíos.
20 Ellos, al oirlo, alabaron a Dios y dijeron a Pablo:–Bueno, hermano, ya ves que entre los judíos hay muchos miles que han creído, y todos insisten en que es necesario seguir la ley de Moisés.
21 Les han informado que tú enseñas a los judíos residentes en el extranjero a no hacer caso de lo dispuesto por Moisés, y que les dices que no deben circuncidar a sus hijos ni seguir nuestras costumbres.
22 ¿Qué hay de eso? Pues, sin duda, la gente va a saber que has venido.