8 Tú mismo puedes interrogarle para saber la verdad de todo esto de que le acusamos.
9 Los judíos allí presentes también afirmaban lo mismo.
10 El gobernador hizo entonces señas a Pablo de que hablara, y Pablo dijo:–Con mucho gusto presento mi defensa ante ti, porque sé que eres juez de esta nación desde hace muchos años.
11 Como tú mismo puedes averiguar, apenas hace doce días que llegué a Jerusalén, a adorar a Dios.
12 Y no me encontraron discutiendo o alborotando a la gente, ni en el templo ni en las sinagogas ni en parte alguna de esta ciudad.
13 Estas personas no pueden probar ninguna de las cosas de que me acusan.