2 En el templo se encontraba un cojo de nacimiento, al que todos los días llevaban y dejaban junto a la puerta llamada la Hermosa, para que pidiera limosna a los que entraban.
3 Cuando el cojo vio a Pedro y a Juan, que estaban a punto de entrar en el templo, les pidió una limosna.
4 Ellos le vieron, y Pedro le dijo:–Míranos.
5 El hombre puso atención, creyendo que iban a darle algo,
6 pero Pedro le dijo:–No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.
7 Dicho esto, Pedro lo tomó de la mano derecha y lo levantó, y al punto cobraron fuerza sus pies y sus tobillos.
8 El cojo se puso en pie de un salto y comenzó a andar; luego entró con ellos en el templo, por su propio pie, saltando y alabando a Dios.