30 El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, el mismo a quien vosotros matasteis colgándolo de una cruz.
31 Dios lo ha levantado a su derecha y le ha hecho Guía y Salvador, para que la nación de Israel se convierta a Dios y reciba el perdón de sus pecados.
32 De esto somos testigos nosotros, y también lo es el Espíritu Santo, que Dios ha dado a quienes le obedecen.
33 Al oir esto, se enfurecieron y querían matarlos.
34 Pero en la Junta Suprema había un fariseo llamado Gamaliel, que era un maestro de la ley muy respetado por el pueblo. Este se puso en pie y mandó que por un momento sacaran de allí a los apóstoles.
35 Luego dijo a las demás autoridades:–Israelitas, tened cuidado con lo que vais a hacer con esos hombres.
36 Recordad que hace algún tiempo se levantó Teudas, alegando ser alguien importante, y unos cuatrocientos hombres le siguieron. Pero a este lo mataron, sus seguidores se dispersaron y allí acabó todo.