19 y les dijo:–Dadme también a mí ese poder, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba igualmente el Espíritu Santo.
20 Pedro le contestó:–¡Que tu dinero se condene contigo, que has pensado comprar con dinero lo que es un don de Dios!
21 Tú no tienes derecho alguno a recibirlo, porque tu corazón no es recto delante de Dios.
22 Abandona esta maldad tuya, y ruega a Dios, que tal vez te perdonará el haber pensado así.
23 Porque veo que estás lleno de amargura y que la maldad te tiene prisionero.
24 Simón contestó:–Orad por mí al Señor, para que no me suceda nada de lo que habéis dicho.
25 Después de dar testimonio y comunicar la palabra de Dios, los apóstoles anunciaron la buena noticia en muchas aldeas de Samaria. Luego se volvieron a Jerusalén.