7 Dijo David:“¡Dichosos aquellos a quienes Diosperdona sus maldades y pasa por alto sus pecados!
8 ¡Dichoso el hombre a quien el Señor no toma en cuenta su pecado!”
9 ¿Será que esta dicha corresponde solamente a los que están circuncidados, o también a los que no lo están? Hemos dicho que Dios aceptó como justo a Abraham por su fe;
10 pero ¿cuándo le aceptó? ¿Después que Abraham fuera circuncidado, o antes? No después, sino antes.
11 Y después fue Abraham circuncidado, como señal o sello de que Dios ya le había aceptado como justo por causa de su fe. De este modo, Abraham ha venido a ser también el padre de todos los que tienen fe, aunque no hayan sido circuncidados; y así Dios los acepta igualmente a ellos como justos.
12 Y Abraham es también el padre de quienes, además de estar circuncidados, siguen el ejemplo de aquella fe que él, nuestro padre, ya tenía cuando aún no lo estaba.
13 Dios prometió a Abraham y a sus descendientes que recibirían el mundo como herencia, pero esta promesa no estaba ligada al cumplimiento de la ley, sino a la justicia que se basa en la fe en Dios.