4 Pues por el bautismo fuimos sepultados con Cristo, y morimos para ser resucitados y vivir una vida nueva, así como Cristo fue resucitado por el glorioso poder del Padre.
5 Si hemos sido unidos a Cristo en una muerte como la suya, también seremos unidos a él en su resurrección.
6 Sabemos que aquello que antes éramos fue crucificado con Cristo, para que el poder de nuestra naturaleza pecadora quedase destruido y ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado.
7 En efecto, cuando uno muere queda libre de pecado.
8 Si hemos muerto con Cristo, confiamos en que también viviremos con él.
9 Sabemos que Cristo, habiendo resucitado, no volverá a morir. La muerte ya no tiene poder sobre él.
10 Pues Cristo, al morir, murió de una vez por siempre respecto al pecado; pero al vivir, vive para Dios.