15 Dalila le dijo:— ¿Cómo puedes decir: “Te amo”, si tu corazón no es mío? Por tres veces te has reído de mí y no me has dicho en qué consiste esa fuerza tan enorme que tienes.
16 Como todos los días lo importunaba con sus palabras y lo tenía ya aburrido,
17 le abrió todo su corazón y le dijo:— La navaja no ha pasado nunca por mi cabeza, porque soy un consagrado a Dios desde el vientre de mi madre. Si me cortaran el pelo, mi fuerza se retiraría de mí, me debilitaría y sería como un hombre cualquiera.
18 Dalila comprendió que le había abierto todo su corazón, mandó llamar a los jefes de los filisteos y les dijo:— Vengan, que esta vez me ha abierto todo su corazón.Vinieron los jefes de los filisteos con el dinero para la mujer,
19 y esta adormeció a Sansón sobre sus rodillas y llamó a un hombre que le cortó las siete trenzas de su cabellera. Inmediatamente Sansón comenzó a debilitarse, y perdió su fuerza.
20 Dalila entonces gritó:— ¡Sansón! ¡Los filisteos!Se despertó Sansón de su sueño pensando:— Saldré airoso como las otras veces y me los sacudiré de encima.No sabía que el Señor ya no estaba con él.
21 Los filisteos se apoderaron de él, le sacaron los ojos, y lo llevaron a Gaza. Allí lo ataron con una doble cadena de bronce y lo encerraron en la cárcel donde daba vueltas a la rueda de molino.