1 Profundamente afligido, rompí a llorar y me puse a orar entre suspiros:
2 Señor, tú eres justoy justas son todas tus obras.Tus caminos son misericordia y verdad,y tus juicios son siempre justos.
3 Ahora, Señor, acuérdate de mí:mírame y no me castiguespor mis pecados y errores,ni por los de mis antepasadosque pecaron delante de ti
4 desoyendo tus mandamientos.Por eso nos entregaste al saqueo,a la cautividad y a la muerte;y los pueblos adonde nos desterrastenos hicieron objeto de burla,de habladurías y de escarnio.
5 Ciertamente tú actúas con justiciaal castigar mis pecados,pues no hemos cumplido tus mandamientosni hemos seguido la verdad en tu presencia.
6 Haz, pues, conmigo lo que mejor te parezca.¡Incluso quítame la vida,para que desaparezca yo de este mundoy me convierta en polvo!Prefiero morir a seguir con viday tener que soportar burlas injustasque me llenan de tristeza.¡Líbrame, Señor, de esta angustia!Déjame ir al lugar del eterno descansoy no apartes, Señor, tu rostro de mí;prefiero la muerte a vivir con tal angustiay tener que escuchar tantos insultos.
7 Aquel mismo día sucedió* que Sara*, hija de Ragüel, la cual residía en Ecbatana, ciudad de Media, tuvo que soportar los insultos de una criada de su padre.
8 Y es que Sara había sido dada siete veces en matrimonio, pero un malvado demonio llamado Asmodeo había matado a sus siete maridos antes de haber tenido relaciones con ella. Por eso, la criada le decía:— ¡Tú eres quien matas a tus maridos! Te has casado con siete hombres y no llevas el apellido de ninguno de ellos.
9 Pero el que hayan muerto tus maridos, no es razón para que nos maltrates a nosotras. ¡Vete con ellos, y que nunca veamos un hijo ni una hija tuyos!
10 Ese día se puso Sara tan triste, que se echó a llorar y subió a la habitación de su padre con intención de ahorcarse. Pero luego reflexionó y pensó: Sería una vergüenza que le dijeran a mi padre: “No tenías más que una hija a la que querías con locura y he aquí que se ha ahorcado a causa de sus sufrimientos”. Con lo que mi anciano padre se moriría de tristeza por culpa mía. Mejor será, pues, que no me ahorque. Pero voy a rogarle al Señor que me haga morir; así no tendré que oír más insultos en mi vida.
11 Sara extendió entonces sus brazos ante la ventana y oró diciendo:¡Bendito eres, Dios misericordioso!¡Sea por siempre bendito tu nombre,y todas tus obras te bendigan eternamente!
12 Hacia ti vuelvo ahora mi rostro, mi mirada:
13 manda que me vea libre de este mundo,y así no tendré que oír más insultos.
14 Tú sabes, Señor, que estoy limpiade todo contacto con hombres,
15 que no he manchado mi nombreni el nombre de mi padreen este país de mi destierro.Yo soy la hija única de mi padre,y él no tiene ningún otro hijoque pueda ser su heredero,ni ningún hermano o pariente cercanoa quien darme por esposa.Siete maridos se me han muerto,¿por qué he de seguir con vida?Pero si no me mandas la muerte,mírame, Señor, y compadécete de mípara que no tenga que oír más insultos.
16 En aquel mismo momento escuchó el Dios de la gloria las oraciones de Tobit y Sara,
17 y envió a Rafael a curarlos a ambos: a quitar las manchas blancas de los ojos de Tobit, para que pudiera ver la luz de Dios, y a dar a Sara, la hija de Ragüel, como esposa a Tobías, el hijo de Tobit, librándola del malvado demonio Asmodeo. Porque Tobías tenía más derecho a casarse con ella, que cualquiera de los demás pretendientes.Y en el instante mismo en que Tobit entraba en su casa desde el patio, Sara, la hija de Ragüel, bajaba del piso alto de la suya.