16 Límpiense y purifíquense, quiten sus maldades de mi vista, dejen de hacer el mal
17 y aprendan a hacer el bien. Sean honestos con los demás, ayuden al oprimido, hagan valer los derechos de los huérfanos y defiendan a las viudas».
18 El SEÑOR dice: «Vengan y arreglemos el pleito. Aunque sus pecados sean como el rojo encendido, ustedes quedarán tan blancos como la nieve. Aunque sean rojos como la púrpura, ustedes serán tan blancos como la lana.
19 Si ustedes están dispuestos a obedecerme, entonces disfrutarán las riquezas del país;
20 pero si se resisten y se rebelan contra mí, morirán a manos de sus enemigos». Eso es lo que el SEÑOR ha dicho con su propia boca.
21 La ciudad fiel se volvió una prostituta. Antes estaba habitada por gente justa, en ella vivía la justicia, pero ahora está llena de asesinos.
22 Tu plata quedó hecha escoria, y tu vino fino está ahora rebajado con agua.