1 La gente honesta muere y a nadie le importa. Los fieles a Dios desaparecen sin que nadie entienda que ellos son llevados para evitar que sean víctimas de la maldad.
2 Los que andan honestamente entrarán a disfrutar de paz y descansarán en sus lechos.
3 «Pero vengan acá ustedes, hijos de bruja, descendientes de adúltero y prostituta.
4 ¿De quién se están burlando? ¿A quién le están haciendo muecas? ¿A quién le muestran la lengua? Ustedes no son más que hijos de pecado, gente mentirosa.
5 Tienen relaciones sexuales entre los robles y entre los árboles de abundante follaje. Sacrifican a sus niños en los valles y en las grietas de las rocas.
6 »El lote que les tocará a ustedes estará entre las piedras lisas de los arroyos. A ellas ustedes les derramaron sus ofrendas de bebidas y de cereal. ¿Creen que eso me tiene muy contento?
7 Tú pusiste tu cama en un monte bien alto y fuiste allá a ofrecer sacrificio.
8 Detrás de las puertas y en sus marcos pusiste tu símbolo pagano. Te alejaste de mí, te desnudaste y subiste a la cama que alistaste. Llegaste a un acuerdo con ellos, amaste su lecho y contemplaste su desnudez.
9 Fuiste con aceite de oliva hasta donde estaba Moloc y usaste perfumes en gran cantidad. Hasta lejos enviaste mensajeros, incluso hasta abajo, al lugar de los muertos.
10 Te agotaste de tanto peregrinar, pero no dijiste: “Esto no tiene sentido”. Te recobraste y no te desmayaste.
11 »¿A quién le tenías miedo, quién te asustó para que hayas mentido, para que te hayas olvidado de mí y no me hayas tomado en cuenta? ¿No guardé silencio y yo mismo me oculté y por eso no me tienes miedo?
12 Contaré lo buena que eres y tus hechos, pero ellos no te servirán de nada.
13 Cuando grites pidiendo ayuda, que vengan a salvarte tu colección de ídolos. A ellos se los llevará el viento, desaparecerán de un soplo. Pero el que se apoye en mí, recibirá la tierra y poseerá mi santo monte».
14 Alguien dirá: «Reconstruyan, reconstruyan, preparen el camino, despejen la vía para que pase mi pueblo».
15 Porque esto es lo que dice el Altísimo, el que vive eternamente y tiene el nombre santo: «Yo vivo en lo alto y santo, pero vivo también con el que tiene su espíritu abatido y humillado. Le daré nueva vida al de espíritu humilde, y reviviré al abatido.
16 Ya no acusaré ni estaré siempre enojado, porque así desfallecerían ante mí los seres humanos, a quienes yo hice.
17 Estuve enojado por su codicia perversa, así que los castigué, me oculté de ellos y me disgusté. Pero ellos se mantuvieron en su rebeldía.
18 He visto sus caminos, pero los voy a curar. Los guiaré y los reconfortaré a ellos y a los que compartieron su dolor.
19 Pondré palabras de alabanza en sus labios. Les daré paz a los que están lejos y a los que están cerca, y los sanaré, dice el SEÑOR.
20 Pero la gente perversa es como el mar agitado, que no puede calmarse, que arroja barro y basura con sus olas.