18 Todos los reyes de las naciones yacen en gloria y honor, cada uno en su propio sepulcro.
19 Pero tú no fuiste enterrado en una tumba, sino tirado como basura en la calle. Fuiste como el cadáver de algún asesinado, un degollado cualquiera, que es arrojado luego a las rocas de un fosa para que no te tengan que pisar.
20 No serás enterrado como los otros reyes, porque arruinaste a tu propio país, mataste a tu mismo pueblo. La descendencia de los malhechores nunca más se mencionará.
21 Debido al pecado de su padre, preparen un lugar para la matanza de sus hijos. Ellos no tomarán posesión de la tierra, ni llenarán el mundo con sus ciudades.
22 El SEÑOR Todopoderoso dice: «Me levantaré en contra de ellos, destruiré Babilonia, acabaré con su fama, no dejaré sobrevivientes, ni hijos ni nietos», El SEÑOR lo ha decidido así.
23 «La convertiré en sitio de erizos y pantano. La barreré con la escoba de la destrucción», dice el SEÑOR Todopoderoso.
24 El SEÑOR Todopoderoso ha hecho esta promesa: «Con seguridad que como he decidido, así ha de ocurrir; tal como lo planeé, así será.