4 entonces vas a cantar esta canción en son de burla contra el rey de Babilonia: Vean en qué terminó el opresor, cómo acabó su enojo arrogante.
5 El SEÑOR quebró el bastón del perverso, el cetro del tirano,
6 que sin parar golpeaba furiosamente a las naciones; oprimiendo a las naciones con enojo, persiguiéndolas sin parar.
7 Ahora toda la tierra descansa y está tranquila; la gente comienza a celebrar.
8 Hasta los pinos y los cedros del Líbano se alegran de tu derrota, pues: «Desde que tú has caído, nadie ha venido a talarnos».
9 Allá abajo en el lugar de los muertos, todo es emoción en espera de tu llegada. Las sombras de los muertos se levantan, salen a tu encuentro todos los líderes de la tierra, los reyes se levantan de sus tronos.
10 Todos ellos responderán y te dirán: «Tú también perdiste fuerza como nosotros, terminaste igual».