8 Hasta los pinos y los cedros del Líbano se alegran de tu derrota, pues: «Desde que tú has caído, nadie ha venido a talarnos».
9 Allá abajo en el lugar de los muertos, todo es emoción en espera de tu llegada. Las sombras de los muertos se levantan, salen a tu encuentro todos los líderes de la tierra, los reyes se levantan de sus tronos.
10 Todos ellos responderán y te dirán: «Tú también perdiste fuerza como nosotros, terminaste igual».
11 Al lugar de los muertos vino a parar tu orgullo y la música de tus arpas. Allí te espera tu cama de gusanos y tu cobija de lombrices.
12 ¡Qué caída tuviste desde los cielos, lucero de la mañana! Tú que conquistaste las naciones, ¡cómo caíste derribado por el suelo!
13 Tú te decías: «Subiré al cielo, levantaré mi trono sobre las estrellas de Dios. Visitaré la montaña donde los dioses se reúnen, allá en las laderas del Safón.
14 Subiré bien arriba, por encima de las nubes más altas y seré como el Altísimo».