1 Qué mal te irá, destructor que no ha sido nunca destruido, traidor que no ha sido nunca traicionado. Cuando hayas terminado de destruir, tú serás destruido. Cuando hayas terminado de traicionar, te traicionarán a ti.
2 SEÑOR, ten compasión de nosotros, confiamos en ti. Fortalécenos cada mañana, sálvanos en tiempos de angustia.
3 Los pueblos huyen al estruendo de tu voz. Las naciones se dispersan cuando te levantas.
4 Tu botín se amontona como cuando se amontonan los saltamontes; como langostas se abalanzan sobre él.
5 ¡Gloria al SEÑOR que vive en las alturas! Él llena a Sion de justicia y bondad.
6 Él te brindará seguridad. Te enriquecerá con salvación, inteligencia y conocimiento. Te dará su tesoro: el respeto al SEÑOR.
7 Fíjate cómo gritan los valientes en las calles y cómo lloran amargamente los negociadores de paz.