1 Guarden silencio ante mí, países lejanos. Que las naciones se hagan fuertes. Que vengan y presenten su caso, reunámonos para el juicio.
2 ¿Quién despertó desde el oriente a aquel que sale victorioso en todas partes? El SEÑOR puso en sus manos las naciones, y los reyes se rinden ante él. Con su espada los convierte en polvo, y con su arco los dispersa como la paja.
3 Los persigue y nunca sale herido, sus pies no tocan el suelo.
4 ¿Quién ha hecho esto y permite que esto suceda? El que desde el principio controla la historia. Yo, el SEÑOR, estoy presente de principio a fin.
5 Las costas e islas son testigos de mi poder y tienen miedo. Los sitios remotos de la tierra tiemblan de miedo. Ya se acercan, llegaron.
6 Se ayudan unos a otros y se dicen «¡ánimo!»