8 No tengan miedo, no teman. ¿No se lo dije y se lo anuncié a ustedes desde hace tiempo? Ustedes son mis testigos. ¿Acaso existe otro Dios que no sea yo? No hay otro refugio que yo conozca».
9 Todos los que hacen ídolos son indignos. Los ídolos que ellos atesoran no sirven para nada. Los que los adoran son sus testigos, no ven ni entienden nada, por eso serán avergonzados.
10 ¿Cómo se le ocurre a alguien hacer un ídolo que no sirve para nada?
11 Todos los que lo adoren quedarán en ridículo, porque los que lo hicieron son tan solo seres humanos. Que se junten todos ellos, que se presenten a juicio. Estarán temerosos y avergonzados.
12 El herrero corta el metal y trabaja sobre el calor. Va formando el ídolo con el martillo, y lo trabaja usando sus fuertes brazos. Pasa hambre y se siente débil; no toma agua y se agota.
13 Un tallador mide con su regla, hace a lápiz un bosquejo. Cincela el ídolo con el cepillo y lo marca con un compás. Lo hace con figura y belleza humanas para que esté en un templo.
14 Corta cedros o elige un ciprés o un roble. Lo deja crecer entre los árboles del bosque. Siembra un cedro y la lluvia lo hace crecer bastante.