8 El SEÑOR dice esto: «En el momento que yo te mostré mi bondad, respondí a tus oraciones. El día de salvación, te ayudé. Te protegí y te designé como mediador de un pacto con la humanidad, para reconstruir el país y devolver las tierras arrasadas.
9 Dirás a los prisioneros: “Quedan en libertad”, y a los que están en tinieblas: “Salgan”. Se alimentarán por los caminos y en todo monte árido, encontrarán pastos.
10 No tendrán hambre ni sed. Ni les hará daño el sol ni el viento caliente del desierto. El Dios que alivia los conducirá y los guiará a manantiales de agua.
11 Convertiré todas mis montañas en una avenida y mis caminos se allanarán.
12 Fíjense, viene gente de muy lejos; unos del norte, otros del occidente, y otros de la región de Asuán».
13 Canten los cielos, alégrese la tierra y prorrumpan en canciones de alegría las montañas. Porque el SEÑOR ha traído alivio a su pueblo y tendrá compasión de los suyos que sufren.
14 Pero Sion dijo: «El SEÑOR me dejó vacía, mi Dios se olvidó de mí».