7 Qué hermoso es ver sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas noticias, que anuncia salvación, que le dice a Sion: «Tu Dios es rey».
8 Escucha, tus guardias están gritando, todos juntos gritan de alegría porque con sus propios ojos están viendo que el SEÑOR vuelve a Sion.
9 Estallen en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el SEÑOR ha consolado a su pueblo. Él ha salvado a Jerusalén.
10 El SEÑOR mostró su poder ante todas las naciones. Hasta los que viven en los lugares más lejanos de la tierra serán testigos de cómo Dios salva a su pueblo.
11 Salgan, salgan, salgan de ahí. No toquen nada impuro. Ustedes, los que cargan los utensilios del SEÑOR, salgan por en medio, purifíquense.
12 Porque ustedes no saldrán de prisa, no huirán como fugitivos tratando de escapar. El SEÑOR irá enfrente de ustedes; el Dios de Israel irá también detrás protegiéndolos.
13 Miren, mi siervo tendrá éxito; se le dará el más alto honor.