8 El SEÑOR dice: «Cuando hay mucho jugo en los racimos, la gente dice: “No los dañemos, porque son una bendición”. Así voy a hacer yo por causa de mis siervos. No los voy a destruir a todos ellos.
9 Daré descendientes a Jacob y quien posea mis montes a Judá. Mis elegidos heredarán la tierra y mis siervos vivirán allí.
10 Entonces para mi pueblo que buscó volver a mí, Sarón se volverá un potrero para los rebaños y el valle de Acor un corral para el ganado.
11 Pero a ustedes, que abandonaron al SEÑOR y olvidaron mi monte santo, que preparan la mesa y llenan las copas con vino para los dioses Fortuna y Destino respectivamente,
12 yo les tengo destinada una muerte violenta. Todos ustedes se inclinarán para ser degollados, porque yo los llamé y ustedes no me respondieron. Yo les hablé y ustedes no me escucharon. Hicieron lo que yo consideraba malo y eligieron lo que no me agradaba».
13 Por todo ello, el Señor DIOS dice: «Mis siervos se alimentarán, pero ustedes pasarán hambre. Mis siervos beberán, pero ustedes se irán con sed. Mis siervos se alegrarán, pero ustedes serán avergonzados.
14 Mis siervos cantarán rebosantes de alegría, pero ustedes gritarán de dolor y gemirán de tristeza.