18 »Tierra, no cubras mi sangre ni albergues mi queja.
19 Incluso ahora, mi testigo está en el cielo, y en las alturas hay quien me defienda.
20 Mis amigos se burlan de mí, y mis ojos llenos de lágrimas buscan a Dios.
21 Pero él defenderá ante Dios a un ser humano, como lo haría alguien por su amigo.