2 El hombre es como un esclavo que suspira por poder estar a la sombra, como un trabajador que espera ansioso su salario.
3 Así, mi herencia ha sido meses miserables y la parte que me toca, noches de dolor.
4 Si estoy acostado me pregunto cuándo amanecerá, entonces la noche se alarga. Me muevo y doy vueltas toda la noche hasta el amanecer.
5 Mi cuerpo está cubierto de gusanos y de costras de polvo. Mi piel se agrieta y luego supura.
6 Mi vida pasa más rápido que la lanzadera de un telar. Llega a su fin sin esperanzas.
7 »Recuerda, Dios, que mi vida es un suspiro, no volveré a ver el bien.
8 El ojo que me observa ya no me volverá a ver. Fijarás en mí tus ojos, pero yo ya no estaré.