16 Ciertamente, beber de la copa de bendición por la que damos gracias, ¿no es compartir la sangre de Cristo? Y comer del pan que partimos, ¿no es compartir el cuerpo de Cristo?
17 Existe un solo pan y nosotros somos muchos. Eso significa que cuando todos comemos y compartimos ese pan, formamos un solo cuerpo.
18 Fíjense en lo que ocurre cuando el pueblo de Israel ofrece sacrificios. Cuando comen la carne sacrificada en el altar, ¿acaso no la están compartiendo con Dios?
19 No estoy diciendo que los sacrificios a los ídolos tienen algún valor ni que los ídolos mismos lo tengan.
20 No, porque esos sacrificios se ofrecen a los demonios, no a Dios, y no quiero que ustedes compartan con los demonios.
21 Ustedes no pueden beber de la copa del Señor y, a la vez, de la copa de los demonios. No pueden compartir de la mesa del Señor y, a la vez, de la mesa de los demonios.
22 ¿Acaso queremos provocar los celos del Señor? No somos más fuertes que él, ¿verdad?