29 Porque el que come y bebe sin considerar a los que forman el cuerpo del Señor, se condena a sí mismo.
30 Por esto hay muchos entre ustedes que están enfermos y débiles, y también muchos otros han muerto.
31 Si nos examináramos bien, no seríamos condenados.
32 Pero cuando el Señor nos castiga es para mostrarnos el camino correcto, para no tener que condenarnos con el resto del mundo.
33 En conclusión, hermanos, cuando se reúnan a comer, espérense unos a otros.
34 Si alguien tiene mucha hambre, que coma en su casa, para que Dios no tenga que castigarlo. Cuando vaya a visitarlos, trataremos los otros asuntos.