25 Los secretos de su corazón quedarán al descubierto y se postrará rostro en tierra para alabar a Dios, diciendo: «¡En verdad Dios está entre ustedes!»
26 Entonces, hermanos, cuando se reúnan, uno presente un salmo, otro una enseñanza, otro una revelación. Otro hable en lenguas y otro interprete. Todo debe hacerse para fortalecer a la iglesia.
27 Si algunos de ustedes hablan en lenguas, que sólo hablen dos o tres cuando mucho, cada uno por turno y con un intérprete.
28 Si no hay alguien que interprete, que el que hable en lenguas guarde silencio y que hable consigo mismo y con Dios.
29 Cuando tomen la palabra los profetas, que hablen dos o tres, y que los demás examinen lo que digan.
30 Si en ese momento alguien que esté allí sentado recibe un mensaje de Dios, el primero debe dejar de hablar.
31 Todos pueden hablar si lo hacen uno por uno para que todos aprendan y estén animados.