7 De hecho, los pleitos entre ustedes muestran que ya están derrotados. ¿No sería mejor dejar que les hagan mal o que los roben?
8 Pero ustedes mismos hacen mal y roban, ¡y hasta a sus propios hermanos!
9 ¿O acaso no saben que los que hacen el mal no van a tener parte en el reino de Dios? No se engañen a ustedes mismos. Ni los que practican el pecado sexual, ni los adoradores de ídolos, ni los que cometen adulterio, ni los hombres que se dejan usar para tener sexo con otros hombres, ni los hombres que tienen sexo con ellos,
10 tampoco los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los tramposos, ni los que maltratan a los demás con sus palabras, tendrán parte en el reino de Dios.
11 Muchos de ustedes hacían eso, pero ahora han sido lavados y purificados. Ahora Dios los ha aprobado en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.
12 Tal vez sea cierto lo que dicen: «Soy libre de hacer lo que quiera», pero no todo conviene. Aun si puedo hacer lo que quiera, no debo permitir que nada me domine.
13 También ustedes dicen: «La comida es para el estómago y el estómago para la comida, y Dios destruirá las dos cosas». Estoy de acuerdo, pero el cuerpo no es para cometer pecados sexuales, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo.