27 Si tienes mujer, no trates de separarte de ella. Si no estás casado, no busques esposa.
28 Pero si decides casarte, no es pecado. Tampoco es pecado que una virgen se case. Sin embargo, los que se casan tienen dificultades que yo quisiera evitarles.
29 Lo que quiero decir es esto: el tiempo se está acabando. Realmente no importará si están casados o no.
30 No importará si lloran o no; si están alegres o no; si tienen con que comprar o si no tienen nada.
31 Los que disfrutan de las cosas de este mundo, no se apeguen a ellas, porque este mundo, así como lo ven, está por terminarse.
32 Quiero evitarles preocupaciones. El hombre que no se ha casado se preocupa de los asuntos del Señor, y de cómo agradarle.
33 Pero el casado se preocupa de los asuntos del mundo, y de cómo agradar a su esposa.