29 Lo que quiero decir es esto: el tiempo se está acabando. Realmente no importará si están casados o no.
30 No importará si lloran o no; si están alegres o no; si tienen con que comprar o si no tienen nada.
31 Los que disfrutan de las cosas de este mundo, no se apeguen a ellas, porque este mundo, así como lo ven, está por terminarse.
32 Quiero evitarles preocupaciones. El hombre que no se ha casado se preocupa de los asuntos del Señor, y de cómo agradarle.
33 Pero el casado se preocupa de los asuntos del mundo, y de cómo agradar a su esposa.
34 Entonces su atención está dividida. La virgen o la que nunca se ha casado se preocupa de los asuntos del Señor para poder ser santa en cuerpo y en espíritu. Pero la mujer casada se preocupa de las cosas del mundo, de cómo agradar a su esposo.
35 Les digo esto para ayudarlos, no para ponerles limitaciones. Lo que quiero es que vivan en el buen camino, que se entreguen completamente al Señor, sin distracciones.