1-2 Estimado Timoteo: Te saludo yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador y de Cristo Jesús nuestra esperanza. Mi verdadero hijo en la fe, que la paz, la misericordia y las bendiciones de nuestro Padre y de nuestro Señor Jesucristo estén contigo.
3 Cuando me iba a Macedonia, te pedí que te quedaras en Éfeso para que les ordenes a los que enseñan doctrinas extrañas que dejen de hacerlo.
4 Diles que dejen de perder el tiempo con leyendas e historias sin fin sobre sus antepasados. Eso sólo causa discusiones que no tienen nada que ver con la obra de Dios, que se realiza sólo por la fe.
5 Te digo esto para que haya amor entre todos, resultado de un corazón puro, de una conciencia limpia y de una fe sincera.
6 Algunos se han apartado de todo eso y ahora pierden su tiempo hablando de cosas que no sirven para nada.
7 Quieren ser maestros de la ley, pero no saben lo que dicen y ni siquiera entienden lo que enseñan con tanta seguridad.
8 Sabemos que la ley es buena si se aplica de manera correcta.
9 También sabemos que la ley no es para los que hacen el bien sino para los delincuentes y los rebeldes, para los que no respetan a Dios, ni viven como él manda; para los pecadores, para los profanos, para los que asesinan a sus padres y para todos los demás asesinos.
10 La ley es para los que tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio, para los homosexuales, para los que trafican con seres humanos, para los mentirosos, para los que juran en falso y para los que de cualquier manera se oponen a la verdadera enseñanza que conduce a una vida recta.
11 Esa enseñanza forma parte del glorioso mensaje que el Dios bendito me encargó anunciar.
12 Doy gracias a nuestro Señor Jesucristo, quien me ha fortalecido, porque me consideró digno de confianza para su servicio.
13 Antes, yo hablaba en contra de Cristo y lo perseguía con violencia, pero Dios tuvo misericordia de mí porque en ese tiempo yo no sabía lo que hacía, pues no era creyente.
14 Nuestro Señor derramó en abundancia su generoso amor sobre mí, junto con la fe y el amor que se encuentran en Jesucristo.
15 Todos pueden estar seguros de que esto es cierto: Jesucristo vino al mundo para salvar a los pecadores, siendo yo el peor de ellos.
16 Por esta misma razón, Dios tuvo misericordia de mí para mostrar que Jesucristo tiene paciencia sin límite hasta con el peor de los pecadores. Él quería que yo fuera un ejemplo para que otros creyeran en Cristo para tener vida eterna.
17 ¡Honor y gloria para el Rey eterno que vive para siempre y que nadie ha visto! ¡Honor y gloria para siempre al único Dios! Así sea.
18 Timoteo, hijo mío, te doy este mandato de acuerdo con las profecías que se han hecho acerca de ti para que recuerdes esas profecías y así pelees la buena batalla.
19 Mantén la fe en Dios y hazle caso a tu conciencia. Algunos se han negado a hacerlo y han naufragado en la fe,
20 como Himeneo y Alejandro, a ellos los entregué a Satanás para que aprendan a no hablar en contra de Dios.