1 Esto es cierto: el que quiera ser dirigente, aspira a una buena obra.
2 Es necesario que un dirigente lleve una vida que nadie tenga por qué criticar y que muestre las siguientes cualidades: ser sensato, respetable, fiel a su esposa, tener domino propio, estar dispuesto a recibir en su hogar a los necesitados y ser capaz de instruir a otros en la fe.
3 Un dirigente no debe emborracharse ni pelear, sino ser amable, pacífico y no amar el dinero.
4 Debe dirigir bien a su propia familia, es decir, que sus hijos les obedezca y siempre los respete.
5 Si un hombre no sabe dirigir a su propia familia, entonces tampoco podrá cuidar de la iglesia de Dios.
6 No debe ser nuevo creyente para que no se enorgullezca y no caiga en la misma condenación en que cayó el diablo.