7 Me he enterado de que estabas esquilando. Pues bien, tus pastores estuvieron con nosotros; no los molestamos, ni perdieron nada mientras estuvieron en Carmel.
8 Pregunta a tus criados y te informarán. Así que atiende favorablemente* a mis muchachos, pues venimos en buen momento. Y dale a tus siervos y a tu hijo David lo que tengas a mano.
9 Cuando los muchachos de David llegaron, comunicaron a Nabal todas estas palabras en nombre de David y se quedaron aguardando.
10 Nabal les respondió:¿Y quién es ese David? ¿Quién es ese hijo de Jesé? Porque hoy día abundan los esclavos que huyen de sus amos.
11 ¿Creéis que voy a tomar mi pan, mi agua y la carne que he sacrificado para mis esquiladores y se la voy a dar a unos hombres que desconozco de dónde vienen?
12 Los muchachos de David dieron media vuelta y regresaron adonde estaba David a quien contaron las palabras de Nabal.
13 David ordenó a sus hombres:— ¡Todos a las armas!Todos empuñaron su espada, al igual que David, y partieron tras él unos cuatrocientos hombres, mientras que otros doscientos se quedaban guardando las pertenencias.