2 Entonces mandó que le trajeran de Tecoa una mujer astuta que vivía allí. Joab le dijo:— Finge que estás de luto, ponte ropa de luto y no te eches perfume, para que parezcas una mujer que desde hace tiempo guarda luto por un difunto.
3 Preséntate al rey y dile lo que te voy a decir.Y Joab sugirió a la mujer lo que tenía que decir.
4 La mujer de Tecoa se presentó ante el rey, inclinó su rostro e hizo una reverencia. Luego le dijo:— Socórreme, majestad.
5 El rey le preguntó:— ¿Qué te pasa?Ella respondió:— Que soy una mujer viuda, pues mi marido murió.
6 Tu servidora tenía dos hijos: tuvieron una pelea en el campo y, sin nadie que los separara, uno golpeó al otro y lo mató.
7 Y ahora toda la familia se me ha enfrentado, exigiendo que les entregue al fratricida, para darle muerte, vengar a su hermano asesinado y acabar también con el único heredero. Así apagarán el rescoldo que me queda y dejarán a mi marido sin apellido ni descendencia sobre la tierra.
8 El rey le dijo a la mujer:— Vete a casa, que yo solucionaré tu problema.