14 Entonces David dijo a todos los servidores que lo acompañaban en Jerusalén:— Preparaos para la huida, pues no tendremos escapatoria ante Absalón. Daos prisa en marchar, antes de que él llegue a alcanzarnos, precipite la desgracia sobre nosotros y pase a cuchillo la ciudad.
15 Sus servidores le respondieron:— Majestad, tus siervos harán lo que tú decidas.
16 El rey salió acompañado de toda su corte y dejó diez concubinas para guardar el palacio.
17 El rey y toda la gente que lo acompañaba se detuvieron junto a la última casa de la ciudad.
18 Todos sus servidores marchaban a su lado, mientras que los quereteos, los peleteos y los guititas, en total unos seiscientos hombres que lo siguieron desde Gat, marchaban delante de él.
19 El rey dijo a Itay, el de Gat:— ¿Cómo vienes tú también con nosotros? Vuelve y quédate con el rey, pues eres un extranjero, desterrado de tu país.
20 Acabas de llegar ayer mismo y no voy a permitir que andes errante con nosotros, cuando ni yo mismo sé adónde voy. Vuélvete, pues, y llévate contigo a tus paisanos. Y que el Señor sea misericordioso y fiel contigo.