5 Cuando el rey David llegó a Bajurín, salió de allí un pariente de Saúl, llamado Simeí, hijo de Guerá. Salía insultando
6 y tirando piedras a David y a todos los servidores del rey, a pesar de que la gente y los guerreros iban a su lado.
7 Simeí lo maldecía diciendo:— ¡Vete, vete, asesino despiadado!
8 El Señor te ha castigado por todos los crímenes contra la familia de Saúl, cuyo trono has usurpado, y ha entregado el reino en poder de tu hijo Absalón. ¡Ahora te sobreviene la desgracia por ser un asesino!
9 Abisay, el hijo de Seruyá, dijo al rey:— ¿Por qué ese perro muerto ha de insultar a mi señor el rey? Déjame que vaya y le corte la cabeza.
10 Pero el rey le contestó:— ¡Esto no es asunto vuestro, hijos de Seruyá! Si me maldice porque Dios le ha ordenado que maldiga a David, ¿quién va a pedirle cuentas?
11 Luego David siguió diciendo a Abisay y a todos sus servidores:— Si mi propio hijo, salido de mis entrañas, atenta contra mi vida, ¿qué no podrá hacer un benjaminita? ¡Dejadlo que maldiga, pues el Señor se lo ha mandado!